20110624

BUEN HUMOR

Reírse todos los días un poco debe alargar la vida. Y es que las personas que demuestran tener buen humor saben hacer frente mejor a la vida. Saben sacar de todo algo positivo, y han encontrado la forma de remontar los momentos duros. Es síntoma de buena salud anímica, de un cierto equilibrio interno, de una especial madurez humana. Y esa armonía interior se trasluce hacia fuera.

Tener buen humor no es lo mismo que “ser gracioso”.Hay gente dotada para contar chistes y resultan “chocantes”. Saber arrancar una sonrisa a una persona que lo está pasando mal es un gran don. Pero no todos hemos nacido para el noble trabajo de payaso. Sin embargo, a nadie nos debería faltar el buen humor.

Por ejemplo, cantar solo alguna vez no es estar loco. El ser humano no vive sólo de trabajar y ganar dinero. Dicen los italianos que “Cuando el cuerpo está bien, el alma baila”. Y es verdad: en la vida hace falta cantar y bailar. No todos somos David Bisbal, pero aunque no sepamos entonar, y seamos patosos (con perdón de los patos), silbar o tararear lo primero que nos pasa por la cabeza, o mover de vez en cuando el esqueleto, es síntoma de buena salud anímica, y al mismo tiempo ayuda a vivir.

El buen humor no tiene nada que ver con el“cinismo”,esa actitud ante la vida de quien “está de vuelta de todo”, mira al mundo por encima del hombro, y se burla de todo. Tampoco tiene que ver con la ironía hiriente, con la burla y el ridículo. El buen humor es eso, “bueno”; nace de una persona buena, y hace bien.

Tendemos a tomarnos demasiado en serio: “¡De mí no se ríe nadie!”, decimos a veces levantando la voz. Y, ¿cómo que no? ¿es que somos tan especiales? La verdad es que hacemos tantas burradas (con perdón de los burros), y decimos tantas tonterías en la vida, que, la verdad, no es para ponerse así. Perder elsentido del ridículo y saber reírse de uno mismo es buena señal.

http://www.4buenasnoticias.com/valores/buenhumor.htm

LA PACIENCIA

La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y los avatares de la vida, no sea que por perder la serenidad del alma abandonemos bienes que nos han de llevar a conseguir otros mayores.

La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, grandes o pequeñas. Identificamos entonces nuestra voluntad con la de esa “chispa” divina de la que procedemos, y eso nos permite mantener la fidelidad en medio de las persecuciones y pruebas, y es el fundamento de la grandeza de ánimo y de la alegría de quien está seguro de hacer lo que le dicta su propia conciencia.

La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan ya que piensan que a las cosas que no dependen estrictamente de uno hay que darles tiempo.

Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo.

Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo, sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarles en su formación, en su enfermedad. Hay que contar con los defectos de las personas que tratamos –muchas veces están luchando con empeño por superarlos-, quizá con su mal genio, con faltas de educación, suspicacias... que, sobre todo cuando se repiten con frecuencia, podrían hacernos faltar a la caridad, romper la convivencia o hacer ineficaz nuestro interés en ayudarlos. El discernimiento y la reflexión nos ayudarán a ser pacientes, sin dejar de corregir cuando sea el momento más indicado y oportuno. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una impertinencia puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón de esas personas.

Paciencia con aquellos acontecimientos que llegan y que nos son contrarios: la enfermedad, la pobreza, el excesivo calor o frío... los diversos infortunios que se presentan en un día corriente: el teléfono que no funciona o no deja de comunicar, el excesivo trafico que nos hace llegar tarde a una cita importante, el olvido del material del trabajo, una visita que se presenta en el momento más inoportuno. Son las adversidades, quizá no muy trascendentales, que nos llevarían a reaccionar quizá con falta de paz. En esos pequeños sucesos se ha de poner la paciencia.

http://www.proyectopv.org/1-verdad/paciencia.html